viernes, 31 de agosto de 2007

EL DIA QUE EL "ÑANDU CRIOLLO" ALCANZO LA GLORIA


Poco importó su esmirriado físico: la fuerza del corazón del pequeño Juan Carlos Zabala le
alcanzó hace 75 años para ganar la maratón y alzarse con la
gloria de la primera medalla dorada olímpica para al atletismo
argentino.
El estadio de Los Angeles, el 7 de agosto de 1932, fue testigo
del andar endiablado de Zabala, que a los 19 años ganó con
autoridad la presea más tradicional de los juegos, marcando además
un nuevo récord olímpico.
En dos horas 31 minutos y 36 segundos, "El Nandú Criollo" marcó
el ritmo para recorrer los 42,195 kilómetros del recorrido y se
dio el gusto de salir primero del estadio olímpico y volver en la
misma posición.
De todas maneras, en el interín de la carrera, que se corrió a
un ritmo alocado y bajo un fuerte calor, Zabala cedió el liderazgo
primero al finés Virtanen y luego al inglés Peter Ferris.
En esos tiempos de poca tecnología informativa, los argentinos
que se quedaron en el estadio esperaron las noticias de la carrera
a través de los altoparlantes del escenario olímpico, que cada 15
ó 20 minutos daba un breve dato sobre quien iba primero en la maratón.
Solo lo acompaño en el coche oficial su entrenador el austríaco
Alejandro Stirling y el nadador argentino Alberto Zorrilla, amigo
de Zabala.
Al escucharse que a los 12 kilómetros el líder era el
finlandés, los argentinos se sorprendieron ya que sabían de la
preparación de Zabala y sus intenciones de no ceder nunca la
punta: le gustaba ganar desde el principio la final.
El fondista nacido en Rosario el 12 de septiembre de 1912,
estaba lleno de confianza antes de largar y había repetido hasta
el cansancio que ganaba la maratón o lo sacaban "en
ambulancia".
Sin embargo aquella vez Zabala demostró también, además de su
capacidad atlética, que era muy inteligente para trazar una
estrategia de carrera y dejó que el desgaste, bajo el calor
húmedo de Los Angeles, lo hicieran los finlandeses Virtanen y
Taivoden y el britanico Ferris para guardar sus fuerzas
justamente para el tramo final.
Con los fineses el argentino tenía una "pica" especial debido
a la juventud de Zabala y un humor que lo identificaba por sobre
los demás atletas.
En la gira previa a los Juegos Olímpicos, el "Nandú" le había
ganado una maratón con comodidad al mejor fondista del mundo, el
finlandés Paavo Nurmi pero fue descalificado sobre el final cuando
a metros de la llegada, el argentino se dio vuelta y le sacó la
lengua a su escolta.
El rosarino era un bromista por naturaleza y además la gloria
deportiva le llegó muy joven, tal fue así que fue habilitado por
su marcas a correr la maratón olímpica a pesar de tener 19 años,
cuando al edad mínima requerida era de 20 años.
Dos horas y media después que salió primero del estadio
olímpico, las trompetas volvieron a recibirlo en el lugar de
privilegio y con suficiente resto físico para recorrer los
últimos 400 metros de la prueba.
En su primera pasada por la meta, confiado, se sacó el gorrito
blanco con el cual corrió y saludó al grupo de argentinos que lo
vivaba desde las tribunas, para luego acelerar los últimos metros
que lo llevaron a la consagración.
La emoción llegó minutos después cuando el pequeño joven de
solo 1,52 metros de altura, con el número 12 en su pecho y una
sonrisa tan franca como su cara inocente, escuchó conmovido el
himno argentino ejecutado de forma deficiente por una banda local.
"El Ñandú Criollo" hacía historia en el deporte argentino, tal
fue su influencia que ese mismo día, a miles de kilómetros de Los
Angeles, en Argentina, otro pequeño gladiador se conmovió por la
noticia.
Era Delfo Cabrera que tenía entonces 13 años y en esa jornada
se preguntó "Si él lo hizo, ¿Por qué no yo?", para delatar el
nacimiento de una vocación por la prueba más exigente del
atletismo mundial.
Las casualidad hicieron que 16 años después, el 7 de agosto de
1948, en los Juegos Olímpico de Londres, Cabrera obtuviera la
medalla dorada en maratón en una carrera emotiva que ganó
superando a su rival, en la última curva de la vuelta final.
La hazaña de hace 75 años de Zabala marcó la vida de Cabrera, y
por estas hazañas de ambos gigantes del deporte nacional, el 7 de
agosto se conmemora el Día del Atletismo.

ROB/Publicado en la agencia Noticias Argentinas/Diario Popular/

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