Sanguíneo, exigente y muy profesional, fueron algunas de las características que desarrolló durante más de 50 años, como hombre del boxeo, el maestro SantosZacarías, quien falleció en esta ciudad.
Una vida dedicada a la enseñanza y la preparación de pugilistas hizo de su carrera una cuestión prioritaria con un importante lugar a la contención y ayuda humana a sus pupilos.
Juan Martín "Látigo" Coggi, uno de los dos campeones mundiales que moldeó desde sus inicios en este deporte, lo definió siempre como un "segundo padre", título que al viejo maestro le encantaba ostentar.
Como progenitor postizo, pero hombre de vital importancia en la campaña deportiva de sus "hijos-boxeadores", Zacarías era exigente, gruñón y de límites muy definidos, situación que muchas veces lo llevó a tener choques temporales con sus dirigidos.
Sin embargo, aquellos que entendían el valor de sus actitudes nunca se movieron de su lado y dejaron, con total confianza, que manejaran sus carreras profesionales.
Sin dudas, tanto "Látigo" Coggi como Sergio Víctor Palma fueron sus mejores proyectos deportivos y que lograron alcanzar el ansiado título mundial, ambos en la década del ochenta. Eran los tiempos en los cuáles para acceder a un combate estelar por la corona no se llegaba con récords fulminantes y en escasas peleas rentadas como es ahora.
Palma fue campeón del mundo luego de 60 peleas y tras perder en un primer intento y ser antes de eso titular argentino y sudamericano de los super gallos, mientras que Coggi llegó a ganar el cinturón con una campaña similar.
Nunca calló lo que sentía y el mejor ejemplo fue la bronca que vivió una noche de 1979 cuando sintió en Barranquilla, Colombia, que su pupilo Palma había sido "robado" en el primer intento por ganar el título mundial ante Ricardo Cardona.
"Nos robaron, ¡ladrones!", gritaba desde el ring a los jurados mientras Palma y el recordado Juan Carlos "Tito" Lectoure intentaban calmarlo.
Ocho meses después, la suerte fue distinta y en Spokane, Estados Unidos, el chaqueño noqueó a Leo Randolph y se convirtió en la gran estrella mundial.
Palma defendió con éxito cinco veces el título mundial hasta1982, cuando perdió por puntos en Miami ante Leo Cruz, y si bienluego siguió su carrera profesional nunca pudo recuperar el cetro.
Ya por entonces, Zacarías cincelaba la campaña de un joven Coggi, quien con un estilo de contragolpeador y su picante mano zurda crecía en una categoría medio mediano liviano poblada de estrellas.
El salto a la fama llegó cuando en el mítico Luna Park noqueóen 1986 a la figura que más prometía en la categoría, el patagónico Hugo "yeye" Hernández, una victoria que lo catapultó a los primeros planos mundiales.
Con esa victoria en su currículum, Zacaría presionó a Lectoure para conseguir una chance mundial ante el italiano Patrizio Oliva, quien había derrotado a otro argentino para acceder a la corona: Ubaldo Sacco.
En esas negociaciones se produjo uno de los primeros grandes choques entre Zacarías y el promotor del Luna Park, cuando Lectroure convenció al manager italiano de darle una oportunidad a Coggi al sostener que el boxeador de Brandsen le había ganado a Hernández "de pura casualidad".
Zacarías se enojo por esa frase, y Tito le explicó que era parte de la estrategía para conseguir la pelea, una explicación que no convenció al entrenador.
Coggi fue campeón y bajo la tutela de Zacarías hizo cuatro defensas en la misma cantidad de años, una situación que enojó alboxeador, quien quería pelear más seguido.
El maestro cuidaba mucho la elección de los rivales a enfrentar en un cuidado extremo de la campaña de Coggi, pero luego de la derrota ante Loreto Gaza, en 1990, la relación se resquebrajó y en la nueva conquista mundial de Coggi, Zacarías faltó en su rincón.
Todos estos años Zacarías no cambió sus métodos de exigencia y dedicación al boxeo, en la actualidad manejaba junto a su hijo Alberto más de 50 púgiles profesionales en una vida que estaba dedicada a su gran pasión: el boxeo.
Esa amada dedicación y la manera de manejarse en la vida fue también el punto que desató la explosiva pelea con Lectoure, que tenía como antecedente aquella frase sobre el triunfo de Coggi a Hernández que siempre consideró hiriente.
La pelea de fondo se desató en 1987 cuando el hombre fuerte del Luna se peleó a los gritos con el entrenador y lo echó delGimnasio del popular estadio de espectáculos.
Esa disputa fue el detonante para que Lectoure decidiera no programar más peleas de boxeo y abandonar la actividad para dedicarse a otro tipo de eventos en el Luna Park.
Zacarías, fiel a su estilo, se recluyó en la Federación de Box y desde allí siguió modelando a nuevos pugilistas, en una continuidad de una pasión que se apagó cuando su corazón dijo basta en las últimas horas.
viernes, 24 de agosto de 2007
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